domingo, 14 de octubre de 2007

Clásicos.The Beatles (1)


El 5 de mayo de 1897 sale a luz en Londres un libro amorosamente terrorifico: Drácula, de Bram Stoker.

Debe ser la primera novela en la que se describe una de las grandes invenciones del siglo XIX: el grabador.

La naturaleza técnica se manifestaba en forma de cilindros metálicos cubiertos de cera negra.

“El fonógrafo es un aparato maravilloso, pero cruelmente sincero”, dice Mina Harker.
“Esos cilindros contienen mucho más de lo que usted imagina”, le contesta el profesor Van Helsing.

Setenta años después, en la misma ciudad, los Beatles graban en cuatro pistas Sgt. Pepper Lonely Hearts Club Band y Magical Mistery Tour, discos que contenían más de lo imaginable.

Los hijos de la clase obrera de Liverpool clavaban los colmillos en la yugular de la exhausta modernidad: iban de La Marsellesa, su himno, a la Invención a dos voces en Fa mayor de Bach, el músico absoluto por excelencia; del iluminismo, de los mantras a los clusters orquestales de la última vanguardia.

Un verdadero caso de vampirismo musical que le hizo decir al compositor belga Henri Posseur: “nosotros pensábamos que ellos jugaban para nosotros cuando en realidad era al revés: nosotros jugábamos para ellos”.


Abel Gilbert

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